Probablemente el tiempo nunca alcanza para recorrer todas las plazas de Córdoba y conocerlas en profundidad. No es una igual a la otra: cada una tiene su historia, su origen, sus características, y en general suelen estar ligadas al barrio que las contiene y a la vida social, productiva y cultural de los vecinos.

La plaza Rivadavia, en el corazón de Alta Córdoba, está íntimamente unida a la tradición ferroviaria del lugar.

Fue fundada en 1927, sobre el antiguo estacionamiento de los coches tranviarios, en un barrio que explotó demográficamente tras la construcción de los puentes sobre el río Suquía y la llegada del Ferrocarril.

En la década de 1950, en la plaza se ubicó la emblemática escultura de Mariano Fragueiro, realizada en Italia por la escultora argentina Dolores de la Vega, más conocida como “Lola Mora”.

La obra fue encargada para decorar el Congreso de la Nación, pero una vez que la retiraron de allí estuvo deambulando por años para terminar como un ícono de Alta Córdoba, decorando la fuente cuadrada de trazos rectos en los ingresos de la calle Fragueiro.

Aunque esa escultura es un monumento extraordinario, toda la Plaza Rivadavia es el corazón que hace latir al barrio, que lo utiliza como punto de encuentro.

También en sus alrededores funciona un polo gastronómico y cultural muy fuerte, con el histórico Café de la Plaza como testigo y guardián de la historia desde una de sus esquinas más tradicionales.

En los últimos años, se realizó en la plaza una profunda obra de restauración, recuperando los espacios descuidados y sumando sectores como un patio de las infancias con juegos clásicos y de vanguardia, con piso de caucho realizado con materiales reciclados de neumáticos fuera de uso.

La sustentabilidad se afirma también con artefactos que funcionan con energía renovable, como la nueva estación solar que permite la carga de celulares y dispone de un dispenser de agua caliente.

Para las obras se tuvieron en cuenta también otros aspectos de inclusión y accesibilidad, mediante la construcción de 437 metros cuadrados de senderos podotáctiles y rampas de acceso peatonal en las cuatro esquinas.

El verde de los grandes árboles y el césped, los senderos para recorrerla, sus piezas artísticas como la escultura de Lola Mora, o sus rincones nuevos, convierten a la Plaza Rivadavia no sólo en un punto de encuentro para los vecinos sino también para los turistas que llegan a la ciudad.

Respirar el aire puro, participar de encuentros culturales, realizar actividades deportivas o recreativas o hacer un alto en la visita a los principales edificios del barrio, ponen a la plaza como un punto obligado en el mapa cordobés.

Si querés conocer más historias sobre las plazas, parques y paseos, y disfrutar al aire libre, no dejes de escuchar los siguientes podcast de ciudad de Córdoba.