“Ningún hombre tiene el derecho a ser un principiante en el entrenamiento físico. Es una vergüenza haber crecido sin conocer la belleza y la fuerza que su cuerpo es capaz de alcanzar”, filosofaba Sócrates en la antigua Grecia y en cercanías de la ciudad de Olimpia, donde todo comenzó.

Aquellos principios pregonados por el Barón Pierre de Coubertin, transmitiendo mensajes de paz y amistad a lo largo del recorrido de la antorcha olímpica pretendían unir en una extraordinaria competición, a los deportistas de todo el mundo, bajo el signo de la unión y la hermandad, sin ánimo de lucro y solo por el deseo de conseguir la gloria eterna.

Las historias de vida detrás de cada diploma o mejor aún, detrás de cada medalla, merecen todo el reconocimiento del que seamos capaces porque el espíritu olímpico es una muestra de lo mejor de la humanidad.

Trabajo en equipo, solidaridad, tolerancia, sacrificio personal y voluntad de ser mejores cada día, son algunos de los valores transmitidos a lo largo de tantos años de olimpismo.

En Córdoba han nacido muchos que dejaron hasta la última gota de sudor por estirar los límites de sus capacidades físicas. En un contexto de carencias, casi nulo apoyo y ausencia de infraestructura adecuada hay nombres propios que integran una galería llena de emociones y de sueños convertidos en realidad.

Desde París 1924, nuestra provincia siempre tuvo aunque sea un representante en cada cita Olímpica. El primero de esta larga lista fue Carlos Balestrini, quien participó en tiro.

Por su parte, en Montreal 1976 y con tan solo 15 años, la nadadora Rossana Juncos fue la primera mujer de Córdoba en participar en una competencia olímpica.

Hasta en Moscú 1980, cuando estaba vedada la participación a atletas occidentales, el yudoca cordobés Romualdo Couzo compitió bajo la bandera olímpica.

Solo un nadador estadounidense como Michael Phelps, entre Atenas 2004 y Río 2016 cosechó 23 medallas de oro. En su haber individual hay más preseas doradas que todas las conseguidas por el deporte argentino en tantos años de historia y así caemos en la cuenta de lo difícil que nos ha resultado.

Por ello, camino a París 2024 amerita valorar cada una de esas 77 medallas conquistadas a la fecha, 21 de las cuales son oro, 26 de plata y 30 de bronce, obviamente con su aporte cordobés.

Cuatro son los cordobeses rugbiers que integraron el plantel de Los Pumas que se subieron al primer podio en la historia olímpica: Lautaro Bazán Vélez del Córdoba Athletic; Germán Schulz del Tala junto a Luciano González Rizzoni y Gastón Revol, ambos de La Tablada.

Loas al querido Luis Muchaga que condujo, como entrenador, al vóley nacional ganador del bronce en Seúl ’88.

El boxeo, disciplina que más alegrías aportó, tiene nombres propios en Víctor Zalazar púgil medio liviano, ganador de la medalla de bronce en los Juegos de Melbourne 1956, con apenas 23 años.

El inoxidable “sapo” Amado Azar, el mediano ganador de la medalla de plata en Los Ángeles 1932 con 18 años, enfrentando en la final al estadounidense Carmen Barth, quien lo venció por puntos. Azar estaba tan molesto con el fallo que se retiró del ring sin sacarse la tradicional foto junto a su contrincante.

Sangre competitiva que distinguió a la maravillosa generación dorada del básquet conducida por Rubén Magnano e integrada por los cordobeses Fabricio Oberto y Leonardo Gutiérrez, Oro en Atenas 2004 y también Bronce junto a Pablo Prigioni en Beijing ​2008.

Entre los gladiadores futboleros que saldaron una deuda histórica con el deporte más popular y llegaron a los principales peldaños del podio están Carlos Bossio y el piojo Claudio López en Atlanta ‘96 con Plata. También Nicolás Burdisso, Mauro Rosales y Fabricio Coloccini que elevaron la vara hasta el Oro, en Atenas 2004.

Claro que el deporte profesionalizado oficia como viento de cola para todas esas ilusiones pero hacerlo desde el amateurismo supone remar contra viento y marea como la increíble Georgina Bardach, la mejor nadadora cordobesa entre Mundiales, Panamericanos, Sudamericanos. Fue bronce en los 400 metros combinados de Atenas 2004.

Párrafo aparte para la genial Cecilia Biagioli. La cordobesa se convirtió en la primera mujer argentina en competir en cinco Juegos Olímpicos. En estilo libre, especialista en pruebas de fondo y múltiple recordista nacional participó desde Sídney 2000, donde debutó a los 15 años,​ hasta Tokio 2020. No pudo clasificarse a los Juegos Olímpicos de 2016 al sufrir hipotermia en un clasificatorio previo pero galardonada con el Premio Konex entre otras distinciones es, con 39 medallas, la nadadora que más podios logró en la historia del Campeonato Sudamericano de Natación.​

Nuestro José “Pepe” Meolans es uno de los mejores nadadores en la historia del deporte argentino. “El Tiburón”, recolectó medallas por doquier en Juegos Sudamericanos y Panamericanos. Fue ilustre Oro en el Mundial de Natación de Moscú 2002 por los 50m libres, su mayor gesta y el primer nadador argentino en hacer los 100 metros libre en menos de 50 segundos. Participó también en cuatro Juegos Olímpicos.

Ligados a nuestros sentimientos están los goles gritados por Soledad García, nuestra rompe redes del hockey femenino. Las Leonas nos hicieron soñar en múltiples Olimpiadas y con “la Sole” cosechamos una medalla de Plata en Sídney y bronces en Atenas y Pekín. La goleadora surgida en Club Universitario fue elegida la mejor jugadora joven del mundo en 2002 y 2004.

Más cerca en el tiempo, Julieta Jankunas, nacida en el semillero del Club Tala, contribuyó a conquistar otra presea plateada para Las Leonas, cerrando su primera participación olímpica con un gol.

Nada nos detiene como nada puede con la deportividad del “Lobito” Gustavo Fernández, 5 veces Oro Panamericano y  abanderado de la delegación argentina los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016.

Pasar revista solo por encima de las menciones no impide imaginar el inmenso esfuerzo realizado como tampoco restar admiración por tanta gloria. Tampoco dejar de esperanzarse con que otros como ellos, llevarán en alto la antorcha sagrada del deporte cordobés para plantarla en los podios del Olimpo.