En la esquina que forman las calles Rosario de Santa Fe y Rivadavia, frente a la plaza San Martín, la actual sede de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) cuenta con uno de los relojes más bellos que existen en el área céntrica de la ciudad.

La torre blanca inmaculada, donde un sinnúmero de personas realiza a diario distintos trámites, termina a lo alto con un reloj en cada una de sus caras. En el interior de la torre, brilla una máquina de origen italiano creada en 1940. Si un observador presta atención, advertirá que la silueta del reloj se refleja en los espejos de la fachada del edificio ubicado enfrente.

El centro histórico de la ciudad de Córdoba atesora un patrimonio arquitectónico único. En lo alto de los edificios, y sobre los techos de las antiguas iglesias junto a cúpulas, campanarios, balcones y tejados, entre farolas y fachadas de antaño, se erigen hacia el cielo esbeltas torres con monumentales relojes públicos.

Hay más de 10 reliquias en una ciudad pionera en la instalación de relojes. La primera máquina se instaló en 1740 y funcionó en una de las torres campanario de la Iglesia de la Compañía de Jesús. En Argentina, la mayoría de los relojes fueron instalados entre mediados del siglo XIX y principios del XX, coronando las construcciones de templos, estaciones ferroviarias, escuelas, bancos o sedes de gobierno.