Los buenos bodegones suelen tener muchas virtudes. A veces son tantas que algunas eventualmente se pueden convertir en un problema, una duda existencial apenas te sentás en una de sus mesas. Por ejemplo, si el lugar tiene muy buena cocina y el plato del día no consiste en un único menú, sino que te da dos o tres opciones. Y todas parecen ricas. ¿Cuál elegís?

Ir a Estación Norte también significa dar un paseo previo por el Mercado, esa construcción emblemática ubicada en el centro cordobés que reúne distintos puestos para comprar especias, pescados, fiambres, frutas, verduras, legumbres y varias cosas más. Pero ese no es su único encanto, porque el Mercado está rodeado de propuestas gastronómicas, que van desde carnes y pizzas hasta carros con panchos o platos típicos de Bolivia.

De esa manera, en cualquiera de las cuatro cuadras de la Sarmiento, Rivadavia, Oncativo o Alvear que alberga al Mercado te vas a encontrar con alguna tentación para la panza. Es en la Oncativo donde encontramos a Estación Norte, que se destaca por su decoración vintage, con carteles publicitarios de época de marcas como Cabrales, Cinzano, ginebra Bols y Seven Up.

Para la espera llega una panera de mimbre cargada con grisines y rebanadas de pan y una mayonesa con ajo y perejil que es una gloria. Pero no es cuestión de llenarse con hidratos, porque estamos esperando a dos de las vedettes del menú diario.

En cuestión de minutos, el ascensor por donde viajan los platos desciende hasta la barra principal y la moza se acerca con el almuerzo. Un guiso de lentejas que es un poema de tonos marrones y, apenas un rato después, unos riñoncitos al vino blanco que son una fiesta de sabores. Y claro, al estar pegado al Mercado se garantiza una materia prima de primer nivel.

Estación Norte funciona de lunes a sábado al mediodía. Es el cierre perfecto para el paseo céntrico en el que renovamos nuestras alacenas o para un delicioso almuerzo en familia.