La casa del Francés
GastronomíaPara llegar a La Casa del Francés no hacen falta demasiadas indicaciones, pero sí prestar atención. Porque está en pleno corazón de Nueva Córdoba, pero no vamos a chocarnos con un mural estridente que nos indique que ya llegamos, sino con un modesto cartelito cuyos colores han ido aclarándose con la erosión del tiempo. Por debajo de ese cartel hay una escalera que debemos subir, una puerta que hay que cruzar y recién ahí podemos decir que llegamos.
Adentro, un paneo rápido nos proyecta mesas desplegadas con buen criterio por todo el salón, fotografías antiguas colgadas en sus paredes y hasta recortes de notas periodísticas, rescatadas de un tiempo en el que el diario se leía en los bares y no en las pantallas de los celulares. Entrar a La Casa del Francés es como estar en un living familiar de otra época.
Es una fonda ideal para ir al mediodía, aunque de miércoles a sábados también se puede ir a cenar. Son famosas sus pastas y carnes, pero también las historias de sus clientes. Las mesas de este lugar han recibido visitas ilustres, no tanto por la fama global de sus comensales sino por su sentido de pertenencia. Un gerente de marketing diría que La Casa del Francés tiene “una gran comunidad”, al punto que muchas de las fotografías que decoran estos muros han sido cedidas por sus habitués.
Esto me lo cuenta el propio Gilles, su encargado, el famoso “francés”. Por ejemplo, hay un rincón que es el de los enamorados, donde hay fotos de parejas dándose un beso. Una de estas imágenes fue donada por una señora que hoy sigue yendo con su familia, aunque el otro protagonista de la foto ya no esté más para acompañarla.
Las instantáneas de los cordobeses se mezclan entonces con reproducciones de Cartier-Bresson y otros célebres fotógrafos, como un juego decorativo en el que la personalidad de Gilles está muy presente. Uno de sus clientes históricos dice que aquí “late la mística del encuentro de los amigos de siempre, que viven en cada retrato de sus paredes, que comparten la alegría de la cordial atención y las exquisitas recetas caseras de Gilles y su equipo”.
Al momento de ordenar, una buena entrada puede ser la provoleta, que llega acompañada de tomate y cebolla. De sabor suave, sin picor ni estridencias, es el appetizer perfecto para esperar el plato principal. Esta vez fuimos por la recomendación de la casa, que es el bife de chorizo, un manjar en cualquiera de sus dos variantes: encebollado o con salsa de hongos de pino. Un festín al paladar.
Y hay que tratar de no llenarse, porque el flan casero le hace honor a su adjetivo: bien hogareño, como el que nos hacían nuestras abuelas.
La Casa del Francés es ese bistró en el que te vas a sentir cómodo siempre, pidas lo que pidas, porque sus anfitriones trabajan todos los días para que así sea.
Mapa
La Casa del Francés, Independencia, Córdoba, Argentina