Pasaje Santa Catalina
El viejo Pasaje Cuzco, hoy llamado Santa Catalina, es una callejuela de aspecto colonial que existe desde los tiempos iniciales del trazado de la ciudad. Separa la gran Catedral del majestuoso Cabildo, y conecta la Plaza Mayor con el convento de Santa Catalina. Pero también se lo conoce por estar marcado por los momentos más lúgubres de nuestra historia: asesinatos, condenas a muerte, la presencia de la Inquisición y hasta encierros y tormentos en la historia reciente de nuestra nación.
Por siglos sirvió como terreno para otros menesteres que no trataban del tránsito entre estos lugares, sino como reducto para despachar al otro mundo a quienes por razones delictivas o por odios políticos, eran puestos delante del pelotón de fusileros.
También fue el viejo Camposanto de la Iglesia Matriz (hoy conocida como Catedral); es decir, era el espacio destinado a los enterramientos que se realizaban en cercanía de la iglesia. Uno de los últimos enterrados allí fue el temible “Tigre de los Llanos”, Facundo Quiroga, quien fuera asesinado violentamente en Barranca Yaco.
En nuestra ciudad, el nombre del caudillo Quiroga provocaba terror a muchos pobladores y aun cuando su cuerpo fue traído y puesto bajo tierra nadie se sentía seguro en la zona.
Corrían los rumores de que el fantasma del caudillo custodiaba firmemente el pasaje y que bajo la sombra de la higuera miraba con ojos incandescentes de rencor a los pocos valientes que se animaban a cruzar por allí. También hay quienes dicen que en aquel despoblado paraje en el medio del monte, Barranca Yaco, aun pasa el temerario carruaje repitiendo una y otra vez la gran masacre producida para matar al prócer y su comitiva.
Su cuerpo estuvo en el camposanto del pasaje durante un año, hasta que fue trasladado, con grandes honores por un decreto de Rosas, en 1836, a la iglesia de San Francisco, en Flores, Buenos Aires.
Para conocer la historia completa escuchá el episodio del podcast.
Mapa
Pasaje Santa Catalina, Córdoba, Argentina