
Storni
GastronomíaStorni
Dicen que la nostalgia es una aliada engañosa al momento de evocar recuerdos. Suele amplificar los buenos momentos y esconder los malos debajo de la alfombra. Por eso hay que tomar con pinzas los relatos contados o escritos por esos grandes nostálgicos de la Córdoba de finales del siglo 20, la de los ochentas y noventas, porque puede que sus memorias tengan algo de fábula.
Pero reconozcamos también que hay algo hipnótico en esas historias. Son anécdotas contadas con tanto entusiasmo que llega un punto en el que no importa tanto la veracidad como su narrativa. Historias de bares y fondas con unas sobremesas que se extendían hasta bien cruzada la medianoche, con debates sobre política, filosofía, literatura, música o el tema que convocaran los pocillos de café o las copas de vino.
En definitiva, la etapa “psicobolche” cordobesa por excelencia, que es una etiqueta que hoy se pronuncia con algo de sorna, pero que en aquel momento era un movimiento cultural que reflejaba las pasiones, las preocupaciones y hasta ciertas aspiraciones. Un movimiento que tuvo como banda de sonido la voz de algún trovador, las guitarras de un conjunto folklórico y también, por qué no, el ritmo saltarín del cuarteto característico.
Ir a Storni un mediodía o una nochecita se parece un poco a alguna de esas antiguas veladas, lo dicen también muchos de sus habitués. Entrar a este local es volver por un rato a la rapsodia bohemia de Córdoba, donde los parroquianos se conocen, se saludan y hasta tienen ya sus mesas asignadas a base de repetir sus rituales.
Storni está en la primera cuadra de la Duarte Quirós, una zona con mucha carga histórica para la ciudad, porque a metros de allí está la manzana jesuítica y el colegio Monserrat. Su entrada es un pasillo breve que incluye la exposición de alguno de sus platos, un piano y una fonola. Imposible errarle.
Una vez adentro, los adornos, las esculturas y las mesas y sillas de madera nos dan la bienvenida al refugio. Si hasta cuelga del techo una guitarra criolla como anticipo de los espectáculos en vivo que suele haber por la noche, oportunamente informados en un pizarrón.
En nuestra visita pedimos un guiso de lentejas que llegó decorado con queso rallado y una hojita de perejil. Bien cargado, funciona como el combustible perfecto para un mediodía frío. Pero también son clásicos su pastel de papas o los ravioles con salsa bolognesa.
La soda llega en sifón de vidrio y la panera invita al picoteo antes del plato principal. En los menús hay fragmentos de poemas y en una de las paredes hay incluso el facsímil de la tapa de un libro de poemas de Claudio Suárez. Y nada de listas de Spotify: en los parlantes sonaba “El amor después del amor” de Fito, completo, en el mismo orden del disco.
Lo dicho, señoras y señores, un viaje en el tiempo.
Un lugar ideal para encuentro con amigos, para charlas interminables acompañadas de sabores locales.
Mapa
Storni resto bar, Avenida Duarte Quirós, Córdoba, Argentina