Es uno de los dos templos cordobeses declarada en la categoría “Basílica”. Esto ocurrió en 1926, en virtud de que su patrona, Nuestra Señora de la Merced, fuera coronada como Generala del Ejército Argentino por el general Manuel Belgrano.

La Basílica comenzó siendo la Iglesia Conventual del convento San Lorenzo Mártir fundado en el año 1601 por el padre fray Alonzo de Puertas.

Fue construida en tres etapas. La última de ellas se remonta al año 1869. Por eso, aunque la fachada principal del año 1869 es de un clásico italianizante, la Basílica ha conservado en su nuevo recinto el antiguo púlpito barroco de talla policromada, que data del año 1776 y es una pieza de inestimable valor artístico.

Su puerta principal es una obra de arte confeccionada en madera de cedro paraguayo, y su altar de fines del siglo XVIII emula el tabernáculo de la Compañía de Jesús que hoy se encuentra en la Iglesia de la localidad de Villa de Tulumba.

Un poco de historia

La orden de los padres mercedarios fue fundada en España, y llegaron a tierras americanas en 1535 de la mano de Diego de Almagro para el rescate de los cristianos cautivos. Su presencia en Córdoba se remonta a fines del siglo XVI.

El primer terreno que la Orden tomó en posesión fue otorgado por don Jerónimo Luis de Cabrera con la fundación de Córdoba, el 6 de julio de 1573 sobre calle Vélez Sarsfield.

Pero tras una compra realizada por el hermano Martel, se decidió que el nuevo terreno en el solar ubicado en la calle “de los mercaderes” o “del camino a Santiago del Estero” (hoy Rivadavia y 25 de Mayo) constituyera el asentamiento definitivo. El obispo Fray Fernando de Trejo y Sanabria otorgó el permiso en 1601, y el Convento de San Lorenzo Mártir fue fundado.

El convento fue casa de formación de la Orden por lo que congregaba una gran cantidad de sacerdotes. En ese tiempo, la Basílica de la Merced se convirtió, en palabra de los obispos cordobeses, en “el confesionario de Córdoba”.

En sus 400 años de vida, estuvo sujeto a cambios y transformaciones en su estructura edilicia y arquitectónica, que lo hicieron más apto para la misión evangelizadora, la devoción de Nuestra Madre de la Merced y la veneración de los Santos Mercedarios

Arquitectura

Se tiene memoria del primer templo en este emplazamiento desde el año 1697. La fachada principal del año 1869 es una obra de los arquitectos Bettoli y Kánepa, que eligen un clásico italianizante inspirados en basílicas romanas. Los arquitectos no se ataron a un estilo históricamente determinado aprovechando que en esa época estaba en boga el eclecticismo.

Así las torres, de una impronta festiva italiana, culminan en chapiteles de forma acebolladas de origen alemán. En los laterales contrafuertes románticos, el tambor de la cúpula tiene arcos trilobulados de ascendencia altoperuana.

Dato curioso

Sobre el lateral de la Iglesia, sobre calle Rivadavia, puede apreciarse un gigantesco mural de mosaico que describe en imágenes la Historia de la Fundación del Templo.

Un poco de historia

La orden de los padres mercedarios fue fundada en España, y llegaron a tierras americanas en 1535 de la mano de Diego de Almagro para el rescate de los cristianos cautivos. Su presencia en Córdoba se remonta a fines del siglo XVI.

El primer terreno que la Orden tomó en posesión fue otorgado por don Jerónimo Luis de Cabrera con la fundación de Córdoba, el 6 de julio de 1573 sobre calle Vélez Sarsfield.

Pero tras una compra realizada por el hermano Martel, se decidió que el nuevo terreno en el solar ubicado en la calle “de los mercaderes” o “del camino a Santiago del Estero” (hoy Rivadavia y 25 de Mayo) constituyera el asentamiento definitivo. El obispo Fray Fernando de Trejo y Sanabria otorgó el permiso en 1601, y el Convento de San Lorenzo Mártir fue fundado.

El convento fue casa de formación de la Orden por lo que congregaba una gran cantidad de sacerdotes. En ese tiempo, la Basílica de la Merced se convirtió, en palabra de los obispos cordobeses, en “el confesionario de Córdoba”.

En sus 400 años de vida, estuvo sujeto a cambios y transformaciones en su estructura edilicia y arquitectónica, que lo hicieron más apto para la misión evangelizadora, la devoción de Nuestra Madre de la Merced y la veneración de los Santos Mercedarios

Arquitectura

Se tiene memoria del primer templo en este emplazamiento desde el año 1697. La fachada principal del año 1869 es una obra de los arquitectos Bettoli y Kánepa, que eligen un clásico italianizante inspirados en basílicas romanas. Los arquitectos no se ataron a un estilo históricamente determinado aprovechando que en esa época estaba en boga el eclecticismo.

Así las torres, de una impronta festiva italiana, culminan en chapiteles de forma acebolladas de origen alemán. En los laterales contrafuertes románticos, el tambor de la cúpula tiene arcos trilobulados de ascendencia altoperuana.

Dato curioso

Sobre el lateral de la Iglesia, sobre calle Rivadavia, puede apreciarse un gigantesco mural de mosaico que describe en imágenes la Historia de la Fundación del Templo.