Buen Pastor y ex Cárcel de mujeres
Por Pupina Plomer
El Paseo del Buen Pastor es un espacio con muchas experiencias. Podés comer en alguno de sus locales gastronómicos, tomar mates en el pastito, ver las aguas danzantes, entrar a la Capilla, o hacer un recorrido histórico. A simple vista parece un sitio de esparcimiento y turismo, pero en realidad hasta hace unas décadas fue una Cárcel de Mujeres que albergó horrores durante la última dictadura militar.
Tenemos que irnos bastante atrás en el tiempo, a 1892. Después de una serie de reformas sobre la administración de la Cárcel Correccional de Mujeres de Córdoba, el gobernador Manuel Pizarro le entregó la gestión de esta institución a la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor de Angers. A partir de esto la Cárcel Correccional se trasladó a un edificio de la Congregación en Pueblo Nuevo, donde hoy es Güemes, aunque las religiosas comenzaron a quejarse de que necesitaban un lugar más grande y mejor para el alojamiento de su población siempre creciente.
Así, el Estado Provincial les donó un terreno en el barrio de “la Nueva Córdoba” con la intención de edificar la Cárcel Correccional de Mujeres y Asilo de Menores del Buen Pastor. En 1897 se comenzó a construir en la Avenida Argentina, hoy Hipólito Yrigoyen, arteria principal del barrio, que se terminó en 1906.

Ahora, ¿religiosas a cargo de una cárcel de mujeres?
Este proyecto de administración de correccionales por parte de religiosas tuvo sentido en una sociedad que estaba a favor de diseñar un castigo específicamente para mujer, en un contexto en el que además se estaba reformando el sistema penitenciario para instituciones masculinas.
La cárcel funcionó cogestionada con el Servicio Penitenciario de Córdoba durante casi un siglo, hasta los años previos a la dictadura militar de 1976. Durante la intervención del brigadier Raúl Óscar Lacabanne en Córdoba y la última dictadura militar (1976-1983), el penal funcionó como un lugar de reclusión de detenidas políticas.

Para empezar tengamos en cuenta que la provincia de Córdoba sufrió un golpe de Estado policial en febrero de 1974 conocido como “El Navarrazo”, que derrocó al gobernador constitucional de la provincia de Córdoba, Ricardo Obregón Cano y su vicegobernador Atilio López. A partir de esto el gobierno nacional hizo intervenir la provincia, quedando el brigadier Lacabanne al mando durante el primer año.
Durante ese tiempo se dio el precedente local de la represión política que luego se implementó de manera sistemática a partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, con muchas coincidencias sobre los métodos represivos que usaron, como secuestros, centros clandestinos de detención, desapariciones y exterminio. En ese marco la cárcel del Buen Pastor fue usada como un espacio del terror.

Entre 1974 y 1975 fueron llegando cada vez más presas políticas a la cárcel, para ser más precisa en los primeros meses de 1975 cayeron unas 40 detenidas de diferentes organizaciones: Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), Montoneros, Peronismo de Base (PB), Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), Partido Comunista (PC). Ubicadas en un principio en el pabellón de presas comunes, y después trasladadas a un pabellón especial donde se encontraban aisladas, algunas de ellas comenzaron a planificar una fuga que se concretó el 24 de mayo de 1975.
Ese día, cerca de las 8 de la noche, diferentes grupos cortaron calles estratégicas del centro cordobés, hicieron explotar bombas de estruendo y sacaron banderas por las ventanas de algunos edificios. Creada la distracción un camión ató unas cadenas a la reja de una ventana del Buen Pastor, y las arrancó. En sólo cinco minutos saltaron 26 mujeres.
Muy rápidamente corrieron a unos autos que se habían estacionado al costado, y así escaparon a “casas operativas” para luego ser “reubicadas” por sus organizaciones en lugares seguros. Antes se las preparó logísticamente para una clandestinidad total: se les dió documentación falsa, se les aplicó un tratamiento cosmético para alterar su apariencia, y se les asignó un destino fuera de la provincia de Córdoba. A este episodio se lo llamó después como “la fuga del Buen Pastor”, y se supo que participaron aproximadamente 200 personas de distintas organizaciones, pero sobre todo por miembros del PRT-ERP.

Que se escapen reclusas de esta forma tan cinematográfica golpeó fuerte a la administración religiosa de la cárcel, ya que la fuga de las presas políticas puso en evidencia que las hermanas del Buen Pastor estaban desbordadas por estos grupos de mujeres. Y sí, despojadas del control ideológico y práctico de las monjas, las militantes de las organizaciones revolucionarias las pusieron al límite.
La refuncionalización del espacio
El tiempo pasó, volvimos a tener un gobierno democrático, la cárcel dejó de funcionar ahí, y el espacio quedó abandonado. Llegó el año 2001 y surgió un proyecto para refuncionalizar la manzana, no sin debates de por medio. Si bien existió un debate público sobre cómo se debía hacer esto, hubo también discursos ausentes, particularmente los de las mujeres que estuvieron detenidas en el Buen Pastor. Esta situación movilizó a un grupo de ex presas políticas quienes, en diferentes momentos, fueron generando acciones públicas para denunciar su disconformidad con el destino del edificio.
Pero, ¿qué se hizo? Primero se desacralizó la Capilla, que después fue restaurada para rescatar su planta en cruz griega, única en la ciudad, y los murales y cuadros de artistas como Manuel Cardeñosa, Emiliano Gómez Clara y Emilio Caraffa. En 2005 comenzó la demolición de lo que había funcionado como la cárcel para transformarla en un complejo gastronómico, cultural y recreativo, inaugurado el 4 de agosto de 2007 como el “Paseo del Buen Pastor”.

La discusión sobre esto sigue abierta. Las placas oficiales que se pusieron en el momento fundacional del Paseo muestran cierta voluntad de rendir homenaje a lo que se vivió ahí, como una referencia al pasado doloroso vivido por “las mujeres”. Pero esta representación se contrapone con las elaboradas por quienes vivieron en carne propia esa experiencia, y buscan otro tipo de tratamiento del Buen Pastor.
En julio de 2011 el Archivo y la Comisión Provincial de la Memoria señalizaron la cárcel e intervinieron el espacio con una reja perteneciente a la vieja cárcel como símbolo de aquella memorable fuga. Por otra parte, en esa misma jornada, junto a familiares y ex detenidas, se homenajeó y recordó a las mujeres que estuvieron presas allí y que hoy están desaparecidas, colocando Baldosas de la Memoria en diferentes lugares del hoy Paseo del Buen Pastor.
Mapa
Paseo del Buen Pastor, Avenida Hipólito Yrigoyen, Córdoba, Argentina