Circuito: viernes de plazoletas. La Calle de los Mercaderes
CircuitosModalidad: pedestre con guía. Duración: una hora, aproximadamente.
Las plazoletas de Córdoba constituyen uno de los pocos testimonios existentes de la ciudad colonial. Concebidas dentro del trazado de las primera 70 manzanas fundacionales, aparecen como espacios vacíos y como parte de un sistema que confluía en la emblemática Plaza Mayor.
Todas estas plazoletas cumplieron idéntica función, respondiendo en su mayoría a un criterio adoptado por los propietarios de solares que enfrentaban los templos, quienes donaban estos terrenos para formar estas también llamadas “plazoletas de respeto“. Su existencia reconoció funciones específicas que evolucionaron a los usos que, como espacio verde público, alcanzó en la segunda mitad del siglo XIX y se perpetuó hasta la actualidad.
Recorrido
Plazoleta Ambrosio Funes. Este pequeño rincón, ubicado detrás de los añejos muros del patrimonio franciscano, recuerda al cordobés Patricio Ambrosio Funes, político y magistrado del ayuntamiento y reconocido hacendado. Un mojón con la imagen de su hidalga figura y unos pocos bancos de cemento, pueden ser espacio para el descanso de los caminantes citadinos.
Plazoleta de la Inmaculada. Esta plazoleta fue planeada desde la adjudicación misma de las tierras, constituyéndose en el segundo espacio público de la ciudad, luego de la Plaza Mayor.
Efectivamente en el trazado de 1577 ya se encontraba destinado su uso cuando se les otorgó a los Franciscano dos manzanas con la calle que las dividía, sobre la actual calle Entre Ríos. La plazoleta fue reducida a mediados del siglo siguiente a la sección occidental, en tanto que la otra fracción se destinó a huerta, rodeada de una tapia o cerco y junto a ella el templo con entrada por la plazoleta.
Será el ingeniero Juan Manuel López quien aconseje su actual ubicación y con ello modificaría, no sólo la orientación y elevación del edificio, sino también el ancho de la plazoleta disminuyéndolo.
El 15 de agosto de 1904, se colocó la piedra fundamental del monumento a la Inmaculada, que consistía en un nuevo y más imponente pedestal para la imagen allí colocada años antes. En esa fecha se celebró en todas las iglesias el año jubilar de la declaración del dogma de la Concepción Inmaculada de la Madre de Dios. La Tercera Orden Franciscana, dirigida por el R.P. fray Antonio Martínez, quiso perpetuar su memoria en un monumento que exteriorizara la piedad y devoción de los fieles.
La estatua de la Inmaculada tiene una altura de 2,50 metros y está colocada sobre un alto pedestal troncopiramidal con inscripción incisa, donde se asienta la imagen en bronce de María. La base posee cuatro esquinas salientes donde, luego de una destacada moldura, emergen cuatro ángeles que rodean la composición.
Plazoleta de la Merced. El terreno que ocupa la plazoleta de La Merced, fue donado el 7 de noviembre de 1697, por doña Lucía Diez Gómez, viuda del capitán Francisco de Molina Navarrete, al convento de Nuestra Señora de la Merced.
El 27 de septiembre de 1912 se le confirió el nombre de “General Belgrano”, autorizándose a la Cofradía de la Merced a erigir el monumento al creador de la bandera nacional. La estatua sería de bronce y granito con una altura de 10 metros. No se llegó a concretar, aunque en la pared que divide el convento de la iglesia, el ceramista Armando Sica, colocó entre varios motivos, “un mural que representa al general Belgrano, en el instante en que proclama Generala a la Virgen de la Merced y le entrega el bastón de mando”.
Sensibles modificaciones sufrió la plazoleta con el tiempo, muchas de ellas olvidadas y difíciles de reconstruir. De esta manera se presenta hoy con una nueva estampa, acorde a la vigente función adherida hace tiempo y que se la reemplazó como lugar para estacionamiento de animales y carros, para la cual fue donada.
En 1978 se trazaron jardines y bancos de mampostería recubiertos con cerámica y en torno a una fuente central. La misma constituye el motivo ornamental más destacado, donde “tres angelotes sostienen en sus hombros a un niño y éste a su vez sostiene un objeto por cuyo interior la línea cristalina del agua asoma, agregando su sonoridad musical al rumor múltiple de sus dos calles contiguas” Pero esta fuente fue reemplazada recientemente por otra metálica y con grifos.
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