El Paseo del Estudiante Secundario, Patio de la Memoria y el Colegio Manuel Belgrano

Por Pupina Plomer

La Costanera atraviesa de Norte a Sur a la ciudad de Córdoba, y en uno de sus parques se transforma en el espacio de descanso de los estudiantes de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano. 

“El Belgrano”, como lo llamaron siempre, es una escuela con mucha historia. Fue fundado en 1938 con el objetivo puntual de preparar estudiantes de nivel secundario para el ingreso a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba. Desde sus orígenes fue una institución que se caracterizó por tener una gran organización de estudiantes, fundamentalmente en su Centro de Estudiantes, lo que estuvo vinculado a la especial represión que la última dictadura militar ejerció en ella.

En Córdoba la persecución a estudiantes por parte de fuerzas represivas empezó con antelación, en 1975, un año antes del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, cuando la provincia fue intervenida por fuerzas policiales. En este sentido el Colegio Superior de Comercio Manuel Belgrano fue intervenido por Tránsito Rigatuso entre el 74 y el 76, quien fue el responsable de hacer las listas de jóvenes que habían estudiado en ese colegio para entregarlas al máximo jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez. Además fue quien ordenó las quemas de libros dentro del establecimiento.

Pero antes de seguir, ¿Por qué esta censura y persecución a estudiantes? Por el plan de lucha “antisubversiva” llevada  a cabo por los militares. Para ellos, cualquiera que alterara el orden social era un posible “subversivo”, y como tal debía ser eliminado. En el caso específico de las instituciones educativas se creó el llamado “Operativo Claridad”, según el cual se conformó, cito textual, un “sistema educativo acorde con las necesidades del país, que sirviera efectivamente a los objetivos de la Nación y consolidara los valores y aspiraciones culturales del ser argentino”.

Este Operativo caracterizó a la subversión en tres niveles: el personal directivo, docente y no docente que difundieran ideología subversiva, las organizaciones estudiantiles secundarias y universitarias, y la bibliografía y recursos didácticos para difundir ideas extrañas a sus principios de nacionalidad. Así, el espíritu de los y las argentinas  fue un campo de batalla en el cual se libraron varios enfrentamientos.

¿Qué fue el Operativo Claridad?

El Operativo Claridad diseñó las medidas para inhabilitar o despedir a quienes molestaran, quienes luego podían ser secuestrados o desaparecidos, pero antes había que marcarlos. Así, se fomentó la autocensura ante el miedo de ser reprimido. Nadie quería ser agarrado con, por ejemplo, algún libro prohibido, porque eso podía significar la muerte. Y si pensamos libros claramente pensamos en escuelas. Pasa que los militares elaboraron una detallada lista de qué libros eran permitidos en las escuelas, y cuáles no. Y acá es más complejo. Una podría pensar que los textos prohibidos eran los vinculados al pensamiento político, pero la censura abarcó hasta cuentos infantiles que hicieran volar la imaginación.

Entonces, ¿qué hicieron las escuelas con esa bibliografía proscrita? La hicieron desaparecer. El caso de lo ocurrido en el Belgrano es uno de los más conocidos. El 19 de abril de 1976, el interventor Barceló recorrió la biblioteca de la institución, seleccionó los libros que estaban en la lista prohibida, y los quemó en el patio de la Escuela a la vista de muchos alumnos y alumnas. La fogata fue acompañada por la posterior desaparición de doce estudiantes, decenas de alumnos expulsados y varios docentes cesanteados. Estos no fueron los únicos, ya que a partir de ese año la desaparición de alumnos y ex alumnos incrementó. 

Es para mantener su memoria, y pedir verdad y justicia, que mediante una intervención del espacio público posterior a la Escuela se creó el “Paseo del Estudiante Secundario”, sobre la costanera del Río Suquía, entre las calles Chaco y Chubut del barrio Alberdi. Además se inauguró también el “Patio de la Memoria de la Escuela Superior del Manuel Belgrano” que lleva el nombre de Jorge Oscar García, estudiante egresado muerto por el Terrorismo de Estado en 1975.