Si ir a un baile de cuarteto supone el “bautismo” cuartetero, ir al Estadio del Centro -uno de los auténticos templos- sería algo así como la “Comunión”.

La historia cuenta que el emblemático lugar funcionó originalmente como una empresa de demoliciones y que en 1981 a partir de la organización de un show de León Gieco comenzó a trabajar como salón para recitales de rock.

Pero en 1982 el cuarteto que salía de los márgenes barriales conquistaría definitivamente el centro a fuerza de las primeras matinés de los domingos con Pelusa a la cabeza. Para más luego asistir al desembarco de gigantes como Chébere, La Mona o Trulalá con Manolito Cánovas.

Inclaudicable, el tinglado del Estadio cobija por miles las historias de varias generaciones de bailarines, y sobre los artistas se acumulan también fojas de anécdotas. Narrarlas sería una eternidad, y digno de una serie documental.

Pero de manera casi caprichosa y sólo por aludir al recinto en sí, se puede destacar que el 6 de diciembre de 2015 se bautizó al mítico escenario como Carlos “La Mona” Jiménez y que el 4 de junio de 2018, fecha en la que se conmemora el Día del Cuarteto (en homenaje a la primera presentación de la orquesta La Leo, en radio LV3) se inauguró el mural “Los bailarines del cuarteto cordobés” realizado por el artista Juan Martín Juárez.

Actualmente, en “El Estadio”, como se lo nombra en la jerga, podemos toparnos a artistas como la Banda de Carlitos, Ulises Bueno o Damián Córdoba, aunque posiblemente la única certeza sea que, más allá de quién se presente, la noche deberá ser fiel al ritual y culminar con un chori al amanecer.